Iniciándome en los videojuegos: Gameboy



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En el año 1991 entre que terminaba la Guerra del Golfo y se disolvía la Unión Soviética, en España recibíamos un invento que revolucionaría el videojuego tal y como lo conocíamos y sentaría las bases de mucho de lo que se hizo a partir de ese momento.

Si bien ya estábamos acostumbrados a dispositivos de bolsillo, como los famosos Game Watch (La de horas que eché con el Donkey Kong de mi hermano), esto era otro rollo ya que no estábamos hablando de juegos «estáticos», si no de una pantalla LCD, con unos gráficos nunca vistos en un dispositivo que te cabía en el bolsillo, no requería de una televisión para usarlo y funcionaba a pilas.

Además tampoco era una completa desconocida ya que cuando se lanzó en España (Enero de 1991) hacía casi dos años que se había dispuesto al público en Japón y Norteamérica por lo que cuando llegó aquí era de sobra conocida para los que la esperaban como agua de mayo. Casi en paralelo recibimos la GameGear de Sega, superior en gráficos, retroiluminada y sobre el papel superior. Pero por qué acabó perdiendo la batalla frente a la portátil de Nintendo lo dejamos para otro post.

La campaña de publicidad con aquella cantinela de «Eres un fenómeno» se metió en la cabeza de miles de niños, y no tan niños, que ansiábamos meternos una GameBoy en el bolsillo.



Para mí sería la primera incursión en el mundo de los videojuegos como tal y esa primera vez que tuve una Gameboy en mis manos fue en el Corte Inglés, en unos expositores de pie en los que podías jugar a una GameBoy amarrada al expositor con el mítico Tetris.

Recuerdo jugar a Tetris sin tener ni pajolera idea de cuál era el objetivo del juego, y mi frustración por ver continuamente que no podía hacer un muro perfecto puesto que en cuanto encajaba la pieza necesaria, desaparecía delante de mí.

No sé el momento exacto en el que tuvimos la primera Gameboy en casa, supongo que al poco del lanzamiento ya que fue mi padre quién se la compró y digamos que era un uso más bien reservado. De vez en cuando se alineaban los astros y me dejaba jugar un rato pero no era de «libre disposición» por lo que a efectos prácticos para mí era como si no la tuviese.

Entre tanto, me guardaba toda la publicidad que encontraba de la GameBoy y sus juegos, leía las Hobby Consolas de mi padre y me quedaba embobado viendo anuncios en El Pequeño País donde la publicitaban con tiras cómicas de Caramelos Smarties.

El siguiente en tener una fue mi hermano, que se la compró por su cuenta, y finalmente para navidades de 1992 me cayó la mía de sorpresa. Efectivamente, en mi casa tuvimos 3 Game Boy.

Y así fueron pasando los años. Consiguiendo algún que otro juego por navidad y cumpleaños (la mayoría títulos infumables que el vendedor de turno le colaría al familiar que me hizo el regalo), aunque con acceso a muchos más debido a que mi padre se compraba la gran mayoría de títulos importantes (Marios, Warios, etc) que salían así como un buen puñado de cartuchos multijuego. En ese aspecto sí que era más flexible y podía tener yo 4 o 5 cartuchos suyos durante todo el verano en el pueblo.

Finalmente, en marzo de 1997, dejé la GameBoy encima de la litera de arriba de mi cuarto con tan mala suerte que al ir a coger la mochila del instituto, que había dejado también arriba, la arrastré y aterrizó reventándose la pantalla.

Tras el tremendo disgusto y debido a que era un chaval aplicado, días después me cayó la Game Boy Pocket, que acaba de lanzarse. Y esa sí que sigue conmigo hoy día casi igual de impoluta y funcional que hace 23 años.

Pena es que tirase la GameBoy original porque entonces nadie reparaba aquellos aparatos (o al menos por un precio razonable) ya que hoy la habría reparado por cuatro duros. A cambio compré un par de ellas hace años por eBay y las restauré para no quedarme con las ganas.

Sin duda la Game Boy fue el ejemplo vivo de que no hace falta gráficos espectaculares para ser la referencia y triunfar. Vendió (Entre GameBoy y GameBoy Color) casi 12 veces más que su rival la GameGear, y se ganó un lugar en olimpo de la historia del gaming haciendo que muchos de nosotros, 30 años después, sigamos jugándola y disfrutándola como el primer día.

Saludos y hasta mañana