Maravillas culinarias de los 90: Helados Míticos Parte 1



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Tercera - o cuarta, yo qué se, he perdido la cuenta con las ganas de vivir - ola de calor de este infernal verano de 2022. Se reafirma mi teoría de que los veranos sólo son divertidos cuando tienes menos de 30 años y que una vez superada esa edad, sólo estás esperando que vuelva el invierno porque para 15 puñeteros días de vacaciones no te compensa todo este sudor y sensación de agobio.

Pero en este blog somos de recordar lo que un día nos hizo felices y no lo que actualmente odiamos, por lo que en estas épocas de calor sofocante, es menester recordar aquellos helados míticos que devoramos en las piscinas, quioscos y bares aquellas tardes viendo a Indurain deslomarse en Alpe D'Huez mientras nosotros permanecíamos cobijados al lado de un ventilador.

No voy a seguir ningún criterio a la hora de traerlos de regreso de mi memoria. Probablemente sea un ranking meramente subjetivo del cual habrá que hacer varias partes, pero aquí va, sin más rollo, mi lista de los mejores helados de los 90:


POPEYE



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Los Popeye eran el típico helado de hielo de Limón y Naranja en una época en la que no podías ir a Mercadona y comprártelos en cajas de 12. Eran el primer precio (junto con el Mini Milk) de la carta de helados y la opción generalmente elegida cuando querías estirar la paga con alguna otra chuchería del quiosco ya que eran bastante baratos (Yo los conocí a 30 o 35 pesetas, el equivalente a unos 50 céntimos actuales).

No tenían ciencia alguna. Hielo, naranja, limón y fresa. Teníamos la variante de "Miko" que era el Patapalo que ciertamente era mejor ya que a los sabores anteriormente nombrados se añadía CocaCola, Chocolate y Leche (era extraño porque seguía siendo hielo). Además los Patapalo podían venir con premio en el palo y comerte otro helado de gratis. Una maravilla.


CICLÓN


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Si recuerdas el sabor de Ciclón lo añorarás tanto como yo. Duró 3 o 4 veranos a lo sumo, y era un helado de chocolate con leche recubierto de chocolate blanco. Su textura lo hacía único y estaba realmente bueno.

Pero como todo lo bueno, fue efímero y desapareció. Una pérdida.


NEGRITO


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Lo pongo más por nostalgia personal que porque haya pasado a la historia. Fue de los primeros helados de la parte superior de la carta, los de tres cifras (en pesetas) que probé. Y es que me acuerdo que en unas vacaciones en un camping del Pirineo, todas las noches cuando iba con mis padres a tomar algo al bar del pueblo, caía un Negrito.

El negrito era un cucurucho de nata y chocolate recubierto con una capa de chocolate con almendras. Con esa mezcla, malo no podía estar...


TWISTER


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Frigo, como dice Carlos Sainz, "Stop Inventing" y devuélvenos los Twister Clásicos. El Twister verde y rojo y el Twister Choc. El que hay ahora no le gusta a nadie, admitámoslo.

Había un tercer Twister, el Twister Chic que era rojo y blanco, pero para ser justos diré que no lo probé en mi vida.


CHISI


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Por la poca repercusión que he visto en la internet actual y que sólo aparece en los carteles de los años 94 y 95, debí ser el único en España que probó este helado. Y es que tampoco inventaron la rueda. Era un mazacote de vainilla con forma de queso gruyere. Semejante alarde de originalidad en forma de helado fue relegado al mayor de los ostracismos. Y merecido oiga.


STRABIK


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No sé cuánto duró en Frigo al que se le ocurrió semejante diseño pero cualquier cifra me parece mucho. Tuvo además los huevos gordos de ponerle dos bolas de chicle en mitad del helado a modo de ojos. Como es normal duró sólo un verano en cartel y creo que de ese verano al señor Frigo le sobraron 2 meses para entender que la habían cagado.


BOOMY


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Finalizamos este primer repaso a los helados míticos de los 90, con un clásico entre los clásicos. Tanto que han diversas plataformas recogiendo firmas pidiendo su vuelta, a lo que yo he de decir...tampoco nos vengamos arriba.

El Boomy era un helado de hielo tirando a cremoso (como si fuese sorbete) de tres sabores: naranja, limón y fresa. Esto y una campaña de márketing brutal (con mascota graciosa incluida) hizo que fuese un superventas y, según pude leer, se dejó de vender porque los costes de fabricación lo hacían poco rentable.

Objetivamente, recuerdo que la fresa estaba buena pero la naranja y el limón me resultaban ácidos como chupar una batería de coche por lo que nunca fue de mis favoritos.

En su último verano compartió cartel con "Boomy Robot", el mismo concepto de pincho moruno helado pero en lugar de frutas eran las distintas partes de un robot con sabor a piña, plátano y coca-cola. Ambos desaparecieron al verano siguiente.

Y hasta aquí el primer repaso. He dejado fuera pesos pesados como "Frigopie" o "Calipo" ya que son gigantes que han llegado a nuestra época conservando con bastante dignidad su sabor "EGBero". No obstante, quedan muchos clásicos en el tintero así que sin tardar mucho iremos con el segundo volumen.

Saludos y hasta mañana!!